Con humor sabe mejor

Beneficios personales y sociales del buen humor

sentido del humorHoy por la mañana decidí darme ese placer casi tan divino como económico que es tomarse un café con un «pincho» o tentempié a media mañana, mientras se lee el periódico, labor para la que decidí darle una oportunidad a una nueva cafetería del barrio.

Tras entrar y dar los buenos días, el individuo entradito en años que estaba detrás de la barra y que por su vestimenta y pose parecía el dueño, musitó una especie de gruñido y tras solicitarle la consumición, sin gesto de asentimiento ni respuesta oral alguna se volvió a por ello, manteniendo un gesto de bull-dog mal almorzado. Barajé, y descarté, la posibilidad de que le hubiese fallecido algún pariente o que yo le recordase algún moroso, y aunque me sentía incómodo con tal maleducado, opté por sentarme en una mesa. Una chica en esta ocasión, claramente camarera y con una sonrisa me trajo el café y el pincho, me deseó feliz año e incluso me invitó a que la llamase si necesitaba algo.

Mi opinión sobre el local quedó dividida. Un dueño maleducado y enfurruñado junto con una camarera cortés y sonriente. Me pregunté como era posible que las personas que tienen un negocio vayan por la vida sin sentido del humor y que luego se pregunten, en un mercado competitivo, la razón de que los clientes no vuelvan.

Es cierto que puede ser un círculo vicioso: el dueño no sonríe y los clientes no repiten; como los clientes no repiten, el dueño cada vez tiene gesto mas sonrío.

Sin embargo, el hecho de disminuir los clientes debe ser un acicate. No se trata de ser servil sino de prestar servicio en términos bíblicos: servir como nos gustaría que nos sirviesen. Al fin y al cabo, el cliente paga por ello. Eso me lleva a plantear las razones para tener buen humor y compartirlo con los demás. O para hacer chistes o guiños humorísticos, pese a que es innegable que es mas difícil hacer reír (ingenio, talento y expresión a prueba) que reírse de lo que dicen otros (racional pero muy instintivo).

Veamos las razones para exhibir nuestro sentido del humor con generosidad y en todas las ocasiones.

I. Calma la tendencia natural al narcisismo y exhibicionismo

Una broma, chiste o picardía concentra la atención en quien la dice, y es una gran habilidad ser capaz de provocar la sonrisa en los demás. Siempre es bueno darse publicidad, autobombo y mostrarse digno de encanto y admiración.

II. La necesidad de crear vínculos y ser reconocido por los demás

Una broma o guiño de humor es un puente tendido hacia el otro. La pipa de la paz. Bajamos la guardia y compartimos cono el otro. Genera confianza y reduce el estrés.

III. Permite decir cosas graves o serias sin ofender

Decía La Rochefoucauld: «Las salidas ingeniosas nos permiten ser groseros impunemente». No es lo mismo decirle al camarero: «Este café hierve» que decirle «Vaya, supongo que estarán los bomberos cerca por si me tomo este café».

IV. Permite abordar temas complejos y desagradables, desmitificándolos.

Por ejemplo, hablar de enfermedades o despidos profesionales, que no consuelan pero suavizan el impacto.

pareja con buen humorV. Llena los vacíos de la vida social, relaja tensiones y abre espacios de comunicación y fomenta la cohesión del grupo.

Es cierto que hay ámbitos inapropiados (cementerios, salas de urgencia de hospitales, etc) pero lo normal es que el humor endulce o suavice debates y reuniones. Es curioso que entre adultos, cuando llega la hora de las copas (y con la función estimulante de los buenos vinos), el humor sexual aflora, y además es curioso que es menos refinado que el de las mujeres en la misma situación.

VI. Permite conocer mejor a los demás.

Por su respuesta a los comentarios humorísticos sabremos si es una persona extrovertida, si sabe ver el lado positivo de las cosas, si es espontáneo o reservado, etc. Si viajaríamos con ello, si compartiríamos una aventura empresarial o una relación de pareja,etc.

Y además nos permite dejar mas huella en los demás, puesto que se recuerda mejor a quien en un debate o conversación lo ilustra con imágenes o expresiones graciosas que quien es monótono.

VII. Divierte tanto a quien exhibe el humor como a quien lo recibe con sonrisa o carcajada.

Y si alguien se divierte, se hace proclive subconscientemente a agradecer el regalo de la sonrisa.

risasWoody Allen añade dos elementos en clave cómica.

La agresividad. ¿No desean muchos humoristas ver a su público «partirse de risa».

La estética. Se piensa que las personas son mas bellas cuando se ríen o sonríen.

¿A qué esperamos?. Si se nos ocurre algo gracioso, ocurrente o una perspectiva original de una situación… ¿por qué no compartirlo?.

No se trata de ir por la vida de graciosillo ni de comediante pero sí de mostrar una sonrisa a flor de piel como carta de presentación y si va acompañada de ingenio, mucho mejor.

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