Lobos disfrazados

Al maestro, puñalada

ranaEse es un dicho académico que muestra lo que tristemente no es una anécdota aislada en el mundo de las Universidades. La historia se ha repetido miles de veces. Un Catedrático apadrina un becario, le apoya en el doctorado, le facilita la plaza y cuando llega el ansiado día en que su discípulo obtiene la Cátedra, entonces se abre un abismo entre los dos. El maestro pasa a ser ignorado, maldito y torpedeado.

Es una especie de Edipo académico, la muerte del padre.

El problema es que no se da solo en el mundo universitario sino que suele darse en muchas facetas de la vida. Hay mucho psicópata, malnacido o ingrato anónimos. Es una figura distinta de otras personalidades nocivas que ya comenté, y que pululan por ese Museo viviente que es nuestra sociedad, como la del tocahuevos, los aguafiestas, o las personas tóxicas.

Ahora se trata de la  traición al maestro, al amigo, al que ayuda, que es algo indigno y sin embargo, se sufre intensamente por la víctima decepcionada.

1. Viene al caso por la confesión que me hizo el otro día con tristeza un joven amigo, muy brillante y bondadoso, que cedió su puesto de trabajo a un compañero ingeniero en su empresa para darle una oportunidad de trabajar y prosperar; no había pasado un semestre que ya le empezaron a llegar a mi amigo los torpedos, las insidias y rumores criticándole. Estaba sorprendido de esta actitud y dolido por no explicarse cómo quien le sonreía ayer, hoy no le habla e incluso le difama.

discusionSolo pude consolarle con un “¡bienvenido a la madurez!” unido a un gráfico: “No todos los cuentos empiezan con un Érase una vez… sino que muchos empiezan con ‘Te estaré siempre agradecido’”.

También tengo otro amigo letrado increíblemente generoso que fue apuñalado profesionalmente por una de las personas que el encumbró, quien no paró hasta expulsarle de su trabajo.

Y otro que socorrió a un ambicioso economista que le suplicaba trabajo facilitándole un empleo público y su promoción, hasta el punto que cuando éste se encumbró y su mentor intentó reingresar a la entidad, recibió un portazo como un apestado.

Incluso tengo anécdotas de cuño propio respecto de algún villano a quien ayudé sin pedir nada a obtener un éxito profesional fulgurante, pero como suele decirse, “la generosidad no quedó impune” pues pronto comenzó a vilipendiarme a mis espaldas. Así y todo, me pesó más la lástima por la condición humana que la venganza y como también suele decirse, el tiempo pone a todos en su sitio y especialmente al ingrato.

Así que, si algún día os tropezáis como víctimas de esta situación, mostraros indiferentes y serenos e incluso chulescamente afirmar aquello de

Soy como el sándalo, que perfuma al hacha que lo corta.

grupos2. Es cierto que a veces el discípulo tiene la atenuante de que el maestro, quien le ayudó y empujó a prosperar, quiere pararle los pies y tratarle como un bonsái y que siempre le esté agradecido y en deuda. O sea, humillado. En esos casos, la puñalada es una especie de legítima defensa.

Un caso célebre de la literatura que nos relata Julián Moreiro en su ameno libro “Escritores a la greña” (Edaf, 2014) referido  al poeta Juan Ramón Jiménez quien provocó con sus palabras la enemistad de los jóvenes poetas que bebían de sus enseñanzas; así, cuenta Cansinos-Asséns en “La novela de un literato” que Juan Ramón le confesó literalmente:

Aprovecharé la ocasión para decirle lo que pienso de los poetitas de hoy, de ese García Lorca, tan cacareado, y de Alberti y de Guillén y todos esos pollos, que se las dan de modernos y no hacen más que copiarme, plagiarme, callando mi nombre… con lo que desorientan al público y, lo que es más de sentir, a la crítica (…) Aquí no hay nadie más que nosotros, los antiguos modernistas… Los Machado y yo, en poesía… Después del modernismo, de Rubén y nosotros, no ha surgido nada.

Vaya con Juan Ramón, haciendo amigos. Hay que ver el veneno que tenía el autor de “Platero”.  A nadie puede sorprenderle la feroz reacción de la tropa de la generación del 27 frente a quien primero les aupó y luego les despreciaba.

3. En fin, que desde que Judas delató a Jesucristo, o Bruto mató a César (a quien quería como un padre), la traición no ha parado de cosechar miserables que han mordido la mano que le da de comer. Y no digamos en el mundo gótico donde los reyes godos se asentaban sobre intrigas y traiciones de sus parientes o sucesores o las cortes europeas donde para subir había que empujar a quien ayudaba en el camino.

mafitoDonde hay ejemplos más actuales y sangrantes, es en el mundo de la mafia donde se habla mucho de lealtad pero la crónica negra revela que la mejor manera de prosperar en el crimen es traicionar o luchar contra tu jefe para ocupar su lugar.

Y no digamos en el ámbito político, donde los que te impulsan hoy son los que hay que apartar mañana.

O el mundo de los tiburones económicos, siendo paradigmático el caso del fallecido Steve Jobs que fundó la empresa Apple y uno de los directivos contratados por la empresa, John Sculley acabó despidiendo a Steve.

4. La mala noticia es que no hay un detector de canallas, ya que el cachorro de lobo solo se vuelve contra quien le cuida cuando crecen sus fauces y zarpas. Es cuestión de instinto dañino, como refleja la célebre fábula de la rana y el escorpión.

Cuenta que un escorpión le pidió a una rana que lo transportase a través de un arroyo. La rana lo rechazó, puesto  que temía que el escorpión la picase, pero éste le aseguró que no lo haría: «¿No ves que no sé nadar y ambos nos ahogaríamos?» .

La rana aceptó, pero en medio del río le clavó el aguijón envenenado. “¿Por qué lo hiciste?”, preguntó la rana lastimeramente cuando se hundían. “No he podido evitarlo. Es mi naturaleza”, contestó el escorpión.

¡ A VUESTRA SALUD !

5. Así que, ahí va una de las enseñanzas que he intentado mostrar a mi hijo adolescente. No hagas las cosas para que te las agradezcan porque puedes ser decepcionado y estate siempre preparado para la decepción. Una novia, un amigo, un jefe, un colega, un líder… No es pesimismo sino como suele decirse “realismo bien informado”. Y si duele esa traición, pues echamos mano de Zaratustra:

Lo que no te mata, te hace más fuerte.

Y dos: no olvides a quien te hace un favor generoso, porque el éxito en la vida está cargado de trueques y mal negocio es devolver mal por bien (y te hará sentir peor e indigno de mirarte a los ojos ante el espejo).

Se lo completo con una recomendación más pragmática, y es que tenga en cuenta otro conocido dicho, de que…

… hay que tener cuidado con quien pisas al subir no sea que te lo cruces al bajar.

8 comentarios

  1. El caso que comentas del despido de Steve Jobs por parte del ejecutivo Sculley no fue tan simple como parece. En el libro «De Pepsi a Apple», Sculley justifica el despido de Steve Jobs en un momento en que Apple estuvo a punto de desaparecer por los desvaríos del «genio» Jobs y su virtual situación de quiebra. Es cierto que luego regresó en loor de multitudes, pero eso ocurrió cuando Sculley y su equipo habían conseguido salvar los muebles.
    Un saludo.

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  2. Querido Magistrado: brillante artículo. Pero creo que se ha olvidado usted de los estudiantes, los cuales también sufrimos cuchillos y puñaladas traperas. Como siempre, es un placer leerle. Un beso fuerte.
    PD: Como dice la frase, «a quien actúe con maldad, deseadle suerte, tarde o temprano la necesitará».

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  3. He sido testigo de lujo de dos de las tres anécdotas y son rigurosamente ciertas… y, lo que es peor, bien cocinadas por los malhechores a lo largo de años. Genial, como siempre, la pluma impresionista de Sevach.

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  4. Felicitaciones.
    Una vez más, el pensamiento de este insigne jurista, se distingue por su finura y templanza.
    La alusión al árbol de madera aromática, cuya fragancia se intensifica cuando se hiende su corteza, deja en mi mente una imagen profunda: algo que, aún dañándote, lo obsequias con tu esencia.
    Pero en muchas de estas bitácoras (como en https://delajusticia.com/) también se sugiere algo que ya el bardo isabelino dejo escrito: Dios reparte las cartas y es a nosotros a los que toca jugarlas. Y así, aunque te toquen malas cartas, no necesariamente vas a perder la partida. Juégalas, con maña y cuidado, y pudiera ser que le des la vuelta a la situación de partida.
    Generosidad e inteligencia ejecutiva, dos de los pilares de que hace gala el genial maestro Chaves.
    Un abrazoT.

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    1. Cuando comentas la historia del catedrático que apadrina a un becario hasta que éste llega a ser catedrático y luego se abre una brecha entre ambos, espero que no te estés refiriendo al catedrático que después pretendía que su pupilo trabajase gratis en su bufete por el resto de sus días, con lo que más parece que intentó vender la cátedra a cambio de trabajo gratuito. ¡De todo hay en la viña del Señor!

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