Hablar y comunicarse

Levantar la vista del móvil y sin auriculares: hay vida ahí fuera

incomunicacionEn su día dediqué un artículo periodístico a ese “chupete para adultos” en que se ha convertido el teléfono móvil. En dicho precepto hacía autocrítica de la esclavitud que deriva del móvil, y que nos desvía la atención hacia timbrazos, avisos, mensajitos y un sinfín de funcionalidades que no necesitamos pero que nos dominan.

Allí señalaba que

“La paradoja radica en que un aparato destinado a proporcionar mayor comunicación se está alzando en fuente de incomunicación. No hablo de los adolescentes que ya se enfrascan al móvil sin pudor a la primera ocasión para jugar o comunicarse con sus colegas. Me refiero a los que somos ya adultos: interrumpimos la conversación amigable para atender el móvil cuando debería ser a la inversa; en torno a un mantel depositamos el móvil como el pistolero el revólver, presto a utilizarlo; si visitamos un paisaje o espacio público, nos inquietamos si no existe cobertura y subconscientemente deseamos irnos; nos inclinamos a la tertulia, almuerzo o cafetito en lugares con red wifi o con cargadores de batería; dedicamos muchas conversaciones a hablar de los últimos modelos que simbolizan estatus y modernidad, o de las aplicaciones de moda y las tarifas más seductoras, etcétera; no saboreamos la lectura de un periódico de papel con un café, sino que nos ponemos al día con prisa y comiéndonos la vista en una diminuta pantalla, y además somos tan ilusos que creemos participar en numerosas redes sociales, pero realmente nos enredan la vida social real.”

Pues bien, he tenido ocasión de disfrutar de un sencillo, espléndido y breve video que me ha hecho relajarme y pensar en lo que estamos haciendo con nuestras vidas con esta “inflación” de tecnología. Creo que es una delicia y compartirlo es mi deber.

No pretendo convertirme en un religioso amish que excluyen de su vida televisores, teléfonos, móviles y electricidad.  Como siempre, la clave es el justo medio.

Por eso aquí os dejo este estupendísimo video (el original está en inglés pero está doblado al español). Espero que os guste.

En muchas oficinas estadounidenses, y de forma creciente en España, se aplica los viernes el llamado “casual day” en que puede asistirse sin traje o uniforme, lo que humaniza el trabajo y además caldea relaciones entre jefes y empleados, y les prepara para las vísperas de la holganza semanal.

incomunicacionMe pregunto si no sería bueno que todos dedicáramos algún día al “nomovil day ”… ¿podríamos vivir sin él… o es demasiado tarde?

Y si combinamos esa dedicación al teléfono móvil con la telebasura, el coctel explosivo está servido.

No podemos olvidar que ser inteligente no es tener información y vivir en una pecera tecnológica, sino que la inteligencia tiene muchas dimensiones, y la emocional, la de comprender a los demás, la de sentirse vivo y en sociedad, es crucial. Está en juego nuestra autoestima y dignidad.

5 comentarios

  1. Estimado José Ramón, tienes más razón que un Santo. No estaría nada mal hacer campaña para declarar un día sin móvil, pero la pregunta es cuándo, vivimos en una sociedad que todo lo queremos para ayer y vamos a más. Yo me apunto a tu propuesta.

    Un saludo.

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