Claves para ser feliz Reflexiones vigorizantes

Maldito calor y bendita pereza

2926454e6124ce7d1dc0dd88b7f04c83La condición humana nos hace deliciosamente contradictorios. Así, en Asturias suspiro por recibir baños de sol y ahora en Cartagena suspiro por baños de sombra. El año anterior me sometí al sol de León y éste al de Cartagena, y ha sido como saltar de la sartén y caer en las brasas.

 Ahora me percato del sentido del viejo dicho culinario referido al arte de cocinar carne, que dibuja una especie de mapa gastronómico afirmando que el norte cuece, el centro asa y el sur fríe, y es cierto pero lo considero aplicable a los ciudadanos, pues ante el sol recibido, los del norte nos cocemos, los del centro se asan y los del sur acaban fritos.

Afortunadamente, el calor en casa o en comercios y bares es soportable gracias al aliado del aire acondicionado o ventiladores. ¡Cuanto placer en un chorro de aire!  Pero en cuanto se sale al exterior, especialmente al mediodía (hora de la crucifixión de Jesucristo) o a media tarde ( hora de la suerte taurina), el enemigo está al acecho y nos ataca.

Veamos como no es tan fiero el león como lo pintan…

CFIWkHRW8AEUhjh.jpg-largeEl calor cae en bloque, invisible y silencioso como un comanche. Me envuelve y paraliza. El sudor me visita y la galvana me inunda. Siento que las neuronas se ablandan y pienso con lentitud.

Intento evitar el estado comatoso observando el trajín de numerosos turistas y nativos que, cebados como mandan los cánones vacacionales, se arrastran a la playa para seguir sometiéndose al sol, tumbados o con paseos por la orilla, mientras consultan cada poco el móvil, alternando con  chapuzones; todo un ritual antes de la ducha sanadora que precede a las cervecitas, helados o reposición calórica nocturna.

Pienso que no soy como ellos. No. Me refugio en casa y con un potente ventilador me coloco delante del ordenador. Pero el calor húmedo caribeño no se rinde. Cambio de posición tres veces pensando que el cambio de orientación despertará el cerebro; bebo agua fresca a largos tragos para apagar el fuego, pero la parálisis me atenaza; tomo un libro entre las manos pero el calor aliado con el sofá me cierra los párpados; coloco una película de acción en el video que no me pone a mí en acción; intento mantener una conversación pero el tema dominante es el calor.

Abandono. Lo confieso. Soy como ellos. Me creía un cocodrilo solitario y soy una lagartija más que se aletarga bajo el sol. Así que como no puedo con el enemigo, opto por aliarme con él. El calor no es malo. Seamos positivos.

f8d3b6af0c6c8d6385d2344470dcc4423De entrada, el calor solar es democrático, pues nos baña a todos, gratuito y puntual; algo codiciado que debemos aprovechar antes de que el gobierno se invente algún impuesto por disfrute playero, agua salada, posesión de sombrillas o toallas como indicador de riqueza, o por uso presunto de kilowatios solares según lugar de veraneo.

Además, la fuerza narcótica e incapacitante del sol caluroso nos hace ser mejores, al menos, tenemos menos ganas de discutir y menos agresividad.

La rutina playera es saludable pues comportarse como un ñu mas en el Serengueti nos evita quebraderos de cabeza.

Al fin y al cabo para eso son las vacaciones. Para experimentar algo distinto de la rutina laboral y para dejar espacio a la pereza, pues la mente suelta, sin ataduras, nos lleva a reflexiones que el trabajo aplaza, y el buen sol disipa la sombra del estrés.

Aprovechemos este permiso o coartada para la pereza. Mirar las nubes, cerrar los ojos, y dejarse llevar o compartir calores no es una pérdida de tiempo. Y menos todavía si te sientes bien acompañado porque el calor en la compañía adecuada se hace deliciosamente llevadero.

Así que, bienvenido sea el calor veraniego, aunque no nos ofrezca tregua nocturna, que pronto lo echaré de menos.

Y con esto bajará más aún la actividad del blog que se reanudará si  consigo sobrevivir a estas vacaciones… si no me he evaporado.

Y para relajarse brindo esta canción que siempre me encandiló… Here comes the sun

Here Comes the Sun from Khat Aroo on Vimeo.

4 comentarios

  1. Esa atmósfera húmeda, asfixiante y calurosa que impregna su relato, unida a su proverbial agilidad, ironía y doble sentido y a mi desbordante imaginación me han transportado directamente a la película «Fuego en el cuerpo» de Lawrence Kasdan. Y al siguiente diálogo.

    «Ned Racine: No deberías llevar esa ropa…
    Matty Walker: ¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda.
    Ned Racine: Entonces no deberías llevar ese cuerpo…”

    Y, es que, como usted bien indica, compartir calores si estás bien acompañado hace que todo sea más deliciosamente llevadero.

    ¡Buen y feliz descanso! Pero, no olvide seguir escribiendo/nos. Aunque sólo sea para sofocar el calor sofocante con un baño de fría, saludable y curativa soledad.

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  2. Que bueno! Podemos decir que el calor nos hace un poco más humanos,nos hace salir de la pelota estresante del día a día, baja nuestras revoluciones, y eso esta bien.
    Por cierto,buena comparación la del lagarto con la lagartija,ja ja , no somos súper héroes, solo somos humanos,hasta pronto!

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