Claves para ser feliz

Entre el pasado verano y el próximo hay un presente vivo

Archivo_000 (82)Acaban de finalizar sus vacaciones la mayoría de las personas. Trajín de maletas, viajes, ideas y venidas, inventarios y pérdidas, además de balances de costes y beneficios.

Como buena parte de ellas intento hacer balance y me percato de tres cuestiones tan evidentes como inquietantes sobre como percibimos las vacaciones los trabajadores y los escolares, propias de un caramelo envenenado.

  • Cada mes vacacional transcurre con mayor velocidad que el del año anterior pues parece que acabo de desembalar las maletas y nuevamente a embalarlas de vuelta. Y en casa parafraseando a Fray Luis de León: «Como decíamos ayer…»
  • Cada mes vacacional suele deparar menos sorpresas y novedades que el del año anterior, dado que a diferencia de quienes tienen la suerte o fortuna de viajes exóticos o experiencias emocionantes, suelo tener mi nicho vacacional de rutina, en el pueblecito leonés, donde parodiando a la Puerta de Alcalá, estoy “viendo pasar el tiempo”.
  • Antes de iniciar las vacaciones fantaseaba ilusionado y después recuerdo con nostalgia placentera lo vivido, pero bajo la paradoja de que no recuerdo un solo momento o situación de este verano en que me hubiese dicho para mis adentros lo feliz que era en ese preciso instante. O sea, que saboreo las cosas en pasado o futuro.

Se trata de la paradoja expuesta por el psicólogo social Frank T. McAndrew que afirma que el cerebro nos programa para la infelicidad porque vivimos soñando el futuro (¡Será genial cuando…!) o rememorando con nostalgia el pasado (¡Qué genial cuando…!). En ambos casos, la mente es indulgente y generosa manipulando nuestras imágenes de futuro y del pasado para facilitarnos ser mas felices, tanto cuando soñamos como cuando recordamos.

Al menos así me sucede cuando pienso en buena parte de las fiestas, películas o viajes, parejas amorosas e incluso en los almuerzos. Y es que cuando se anticipan tales cosas la mente nos la pinta de color de rosa, y cuando pasan la mente las barniza para dejar el lindo recuerdo.623b49a4deaf41bd829b4d8f2d8dc6eb--brain-art-the-brain

Pero reparemos en el importante detalle de que ni el pasado ni el futuro, que son creaciones mentales, pueden ser superiores a las sensaciones del presente. La vida -vivir- es el presente, no la recreación del pasado ni la anticipación del futuro.

Por eso, tenemos que esforzarnos en vivir el presente, el momento y captar toda su dimensión, y no caer en la trampa de un seductor sueño que nos obligue a sacrificar un presente de forma desproporcionada.

Veamos un ejemplo personal con nota de humor. Mi personal aplicación de esta práctica moraleja parte del agradable sueño de tener un cuerpo apolíneo (ya saben, musculado, con tableta, etc) que requeriría sacrificar el presente de tres días a la semana con constancia anual a base de fustigarme en el gimnasio, «con sangre, sudor y lágrimas».  Y es que la trampa del clásico «quien quiere algo, algo le cuesta» debe ser examinada con cautela porque a veces no compensa. No, señor.  Al menos pienso que esa disciplina espartana es un alto precio que me lleva a preferir menos leña al cuerpo y menos combustible al estómago, y hala… ¡a ser feliz!.images (12)

Así que en este instante de presente en que me veo reflexionando y dueño de mi cuerpo, con su fragilidad y asimetría, me siento realmente feliz. No necesito ni soñar con un cuerpo mejor ni añoro un cuerpo peor: este funciona de momento y estoy orgulloso, y a la vista de esos clarividentes que me saludan tras las vacaciones y que me indican con cortesía neanderthal mi exceso de peso, viene al caso la canción de Fangoria:

La gente me señala
me apuntan con el dedo
susurra a mis espaldas
y a mi me importa un bledo. 

4 comentarios

  1. Un placer leerte JR. Después de mis vacaciones, hoy pensaba en lo mismo: lo rápido que habían transcurrido estos días, y en el viaje que he realizado con mi esposo y mi hijo adolescente de 14 años. Hasta ahora no he saboreado los ratos agradables del viaje con la familia. Y esto que quería ser consciente cada día.
    No obstante, la relación con nuestro hijo se ha fortalecido este verano y se mantiene la conexión. Que lo nuestro nos cuesta!
    Te deseo una feliz reentrada al trabajo. Saludos

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  2. Buenas tardes y muchas gracias por su inspirado texto, que le agradezco particularmente, porque me proporciona la ocasión para este breve comentario. Soy una persona convencida de los múltiples beneficios de la consciencia en el momento presente, que experimento a diario, también como profesional del derecho. Es cierto, vivimos con el piloto automático, inmersos en pensamientos de pasado y futuro mientras se nos escapa la calidad del momento, en el que solo nos instalamos plenamente en raras ocasiones en las que, brevemente y casi por sorpresa, nos alcanza esa sensación de calma mental que asociamos a la felicidad, pero que luego no sabemos hacer volver.
    Ahora bien, como dice Jon kabat-Zin, para muchos, escuchar «viva Vd en el momento presente» es tan útil como si le dicen «opérese de la vesícula», simplemente, no sabemos cómo hacerlo, hemos estudiado (y mucho) para otras cosas!
    Como se hace uno consciente? Hay unas instrucciones precisas? En qué metodología confiar, con que personas sin sentirme fuera de lugar por vestir formal, o por comer de todo?
    Para quien esté interesado, permítaseme indicar que se acerque a los programas de reducción de estrés basados en Mindfullness, presentes en la mayoría de las ciudades y también On Line, ( en mi opinión, seamos rigurosos, preferentemente impartidos por instructores avalados por el Institute of Mindfullnes de Massachussets (CFM), creadores del muy imitado programa de ocho semanas MBSR, en cuya web figuran los instructores certificados en España. En Madrid es estupenda Ana Arrabe, en Granada Beatriz Muñoz..)
    Feliz aterrizaje y los mejores deseos a todos para el próximo curso

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  3. Estimado y admirado Pensador de la Vida.

    Lleva usted razón. Aunque vivimos en el presente, nos encontramos con que éste tiene una indisimulada proyección mental hacia el pasado y hacia el futuro que hace que confundamos los tiempos. Los humanos somos así de complicados. Jugamos con el tiempo (presente hacia el pasado; pasado hacia el presente; presente hacia el futuro; pasado a través del presente hacia el futuro; presente a través del pasado hacia el futuro). Y es que aunque el pasado muere el recuerdo queda y se mantiene. Y aunque el presente vive la vida sigue y continua. Al final de lo que se trata es de mantener un cierto equilibrio. Pues si cometemos excesos podemos acabar viviendo una realidad irreal o un puro espejismo (v.gr. los pretéritos perfectos no existen, son fruto de la imaginación, idealización y fantasía), o caer en la melancolía (exceso de pasado), el estrés y la depresión (exceso de presente) y la ansiedad (exceso de futuro).

    La relación de sus lectores con usted conjuga a la perfección los tres tiempos y se resume así:

    «Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños» (Mario Benedetti).

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