Juventud, divino tesoro

Aprendiendo de las colas en los parques de atracciones

crecenAyer acudí con mis hijos de 8 y 9 años al Parque de atracciones de Madrid. Cuando yo era niño mis padres me dejaban ir solo al parque de atracciones desde los seis años y era gratis: se llamaba “calle”.

Pero el Parque de atracciones también me enseñó, y mucho.

1. Las colas para entrar ya anuncian lo que espera. Un enorme tablero de oca, donde se va de atracción en atracción pasando por la casilla de beber, comer o tirar el dinero, y pagando peajes constantes, claro, ya que aquello está en función del saqueo organizado. Se paga por entrar, pero si se paga un suplemento se tiene el privilegio de no hacer cola en las atracciones más punteras. Pronto incorporarán un suplemento para tener preferencia sobre otros que han pagado preferencia.

Ya en su día me ocupé del sublime arte de hacer cola, pero es que las colas de espera para subir a las atracciones son dignas de asombro y tesis doctorales. Una estructura serpenteante donde nos amontonamos jóvenes, niños y padres agobiados, como vacas al matadero.

colaAdemás unos cartelitos avisan en función de la posición el tiempo de espera, y cuando vi el cartelito que nos avisaba de.. ¡45 minutos de espera!, me pareció una exageración o una broma. Lo que realmente tenían que avisar es que vencidos esos inquietantes plazos y una vez disfrutado de la apasionante atracción “Fiordos” duraría el viaje: dos minutos (¡¡).

Mientras estábamos en la inmensa cola, compartiendo roces, sudor, axilas libres, empujones y aplastamientos propios de metro en horas punta, me preguntaba: ¿por qué el Parque no ofrece folletitos gratuitos con dibujitos didácticos de geografía, historia, educación o cualquier cosa, para que los peques con el colorido aprovechen a aprender algo y se entretengan en tan larguísima espera?, ¿qué tal unas pantallitas con documentales que se ven mientras se hace cola? ¿por qué no dan números como las carnicerías a partir de determinada masa de espera?.

2. Algo bueno tienen esas inmensas colas. Así aprendieron mis peques:

  • Aprendieron que como casi todo en la vida, requiere esforzarse para conseguir algo bueno.
  • Aprendieron la importancia de organizarse en la vida, unos antes y otros después, y que la única regla de civilización que parece universalmente aceptada es la de que “el primero que llega, antes disfruta y es atendido” (muy útil en el futuro en pescaderías).
  • También aprendieron algo de budismo por aquello de la paciencia.

3. Así y todo, como las colas eran inmensas y disuasorias, los niños tuvieron que renunciar a algunas atracciones porque el tiempo se iba de las manos. Sin embargo, también yo aprendí algo para el futuro.

IMG_8430La próxima vez que vaya con mis peques a un Parque de Atracciones (estoy barajando que sea después de la próxima glaciación, pero tengo que negociarlo con ellos y suelo perder), la estrategia será diferente.

Primero, no iremos un día soleado, sino nublado y si es lloviznando mejor. Poca gente, poca cola, y las atracciones divierten igual.

Segundo, planificar la visita como el desembarco de Normandía. Buscar las atracciones más concurridas y nada mas abrirse el parque, acudir selectivamente a las tres mas apetitosas, sin colas.

Tercero, no pensar que si hay cola y demanda, el producto merece la pena. A veces ser gregario nos lleva a la decepción. Mejor asomarse al folleto o preguntar a los que salen de la atracción y con esa base, sabremos si merece la pena la espera.

Cuarto, no descuidar el aprovisionamiento fuera del Parque de bocadillos de jamón, tortilla, lomo y otros productos que pueda reconocerse lo que se come, que sea más sano y más barato.

Quinto, llevar unos tebeos o libritos de cuentos o libretas para dibujar, para que los peques lleven unas esperas activas.

4. Y si no vamos preparados para esas esperas, pues recomiendo mi truco favorito. Mientras hago cola me dedico al placer mas barato y rentable del mundo: a observar la fauna que me acompaña en la cola.

IMG_8376Grupos de adolescentes que deben tener problemas de oído a juzgar por sus gritos mientras nos demuestran su ingenio para decir procacidades.

Parejas convertidas en graffitis humanos con tatuajes en sitios imposibles.

Visitantes que aprovechan la cola para atiborrarse en su lucha por conquistar la redondez corporal perfecta.

También los hay encerrados en un mutismo que parece anunciar una inminente levitación.

Y muchos enfrascados en su móvil.

Pero dejo para el final, el más raro de todos, un padre de familia que mientras hacía cola estaba pensando en escribir precisamente esto.

En fin, quede ahí la crónica del parque de atracciones, completando la que dediqué al parque acuático.

2 comentarios

  1. Me ha parecido una buena descripción de lo que es y lo que son TODOS los procesos judiciales. Debemos aprender a aplicar tan interesantes ideas en beneficio de todos, incluyendo a Jueces, Fiscales, Letrados, Funcionarios, Abogados, Procuradores y, sobre todo, los Ciudadanos. Muchísimas gracias Señor Jurista JR Chaves. Cordiales saludos!!

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  2. ¡Me ha encantado la descripción de la fauna de las colas! Gracias! Yo tengo entre mis recuerdos de un día divertido, uno que fui con mis hijos -mucho más pequeños que ahora los tuyos-, y era la primera vez que ellos iban a un parque de atracciones. Lo pasamos en grande, yo la primera!.

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