Las leyes de la prudencia que no debemos olvidar en las redes sociales

Si bebes, no tuitees. Así de claro se pronunciaba en una entrevista el experto en periodismo y redes sociales, Manuel Moreno. Y ponía el dedo en la llaga de algo que ninguno deberíamos olvidar: “Antes de lanzarnos a escribir en las redes sociales es mejor pensar bien lo que se va a decir para no comprometer nuestro futuro. Es importante también comprobar la ortografía, para no trasladar una mala imagen de uno mismo. Y, sobre todo, si bebes no tuitees”.

Me parece extraordinario no perder de vista las cinco leyes de la prudencia en las redes sociales.

1ª Lo que digas cobra vida propia y quedará en el ciberespacio o en los archivos y dispositivos de un tercero que no controlas.

2ª Lo que digas puede resucitar en el momento menos oportuno de tu vida y mandar al cuerno tu expectativa de pareja, empleo, ganancia o éxito deportivo o profesional.

3ª Lo que digas sobre otro sabe el camino para llegar hasta él o ella y además lo hará fuera de contexto, y sin derecho de defensa.

4ª Cuanto mas niegues lo dicho por las redes sociales, mas te hundirás en el daño y mayor resonancia tendrá.

5ª Quien accede a lo que has puesto en las redes sociales no siempre te confesará que te aleja, ningunea, subestima o desdeña por esa razón, y quizá tú tampoco te enterarás jamás.

Por eso, una copa, una comida copiosa, una compañía tóxica o la ausencia de sueño bajan la guardia y pueden empujar a la precipitación. Y por eso, en condiciones de relajo hay que eludir la actividad en las redes sociales.

Y en condiciones de sosiego hay que pensarse dos veces aquello de “soy dueño de mis silencios y prisionero de mis palabras”.

Y como ejemplo simpático, no sé si acerté subiendo a youtube este video de mi hijo cuando tenía nueve años y que ahora a sus dieciséis le lleva a decirme que le persigue con una extraña popularidad entre sus compañeros ( menos mal que se lo toma a bien).