Claves para ser feliz

La primera impresión importa si no bloquea la segunda

primeras impresionesTodos nos creemos muy listos y en posesión de la verdad.

Tenemos la humana tendencia a confirmar nuestra primera impresión. A forzar nuestra llave para que entre en la cerradura sin buscar la que se ajusta correctamente. Nos engañamos a nosotros mismos.

Está demostrado que la primera impresión de un profesor sobre el rendimiento de sus alumnos tiende a mantenerse. De igual modo que lo hace la del médico según va leyendo el diagnóstico o del juez según examina las alegaciones de los litigantes.

También la impresión en una presentación sobre si una persona es agradable o atractiva tiende a ratificarse y nos costará cambiar de opinión.

Y los anuncios publicitarios quieren impactar con imágenes agradables para que la primera impresión se mantenga abierta y receptiva.

Es más si vamos ilusionados al cine y no nos gusta, tendemos a darle la oportunidad hasta el final sin abandonar la Sala.

Es lo que en psicología se conoce como “sesgo confirmatorio”, o tendencia a confirmar las ideas preconcebidas, reuniendo evidencias e información de manera selectiva. En suma hacemos trampas para no reconocer que estamos equivocados.

Y debemos ejercer cierto autocontrol sobre este fenómeno inconsciente.

 1. Además es curioso, pero la primera impresión –ya sea por ser la primera, o por ser nuestra, o la única que tenemos- la defendemos a capa y espada. Quizá rectificar es de sabios pero la inmensa mayoría de los mortales no somos sabios y por eso cuando nos anclamos en una idea, difícilmente cambiamos.

Nos apoyamos en nuestra idea primaria y como la humildad no abunda, pensamos que los demás están equivocados y que nosotros estamos en lo cierto. Si nos llevan la contraria, antes de analizar los argumentos del contrario preferimos apuntalar los propios, con palabrería y voces si es preciso.prejuicios y terquedad

Y si lanzamos una opinión precipitada, aunque nos la debiliten con buena argumentación, intentaremos al menos empatar o dejar dudas.

2. Es difícil dominar el sesgo confirmatorio. A veces responde a la urgencia en dar opiniones o respuestas. Otras a la propia arrogancia y exceso de confianza en sí mismo.

El resultado es que podemos convertirnos en un bocazas, lo que es un mal negocio. Por eso debemos hacer un esfuerzo para intentar analizar en vez de defendernos. Comprender en lugar de replicar. Y cuestionar.

Es difícil pero el primer paso es conocer que todos somos víctimas del “sesgo confirmatorio” y explicará nuestra conducta cuando en algún momento solitario nos preguntemos mirando el pasado… ¿pero como pude defender esto o dejarme llevar por esa impresión?

prejuiciosY es que nuestras primeras impresiones suelen encerrar prejuicios, o sea, opiniones sin reflexión y puramente circunstanciales. Y mal vamos si dejamos que nos gobiernen los prejuicios.

Por eso, es sumamente importante, no precipitarnos en mostrar nuestra opinión. Como los buenos jugadores de póker debemos mirar nuestras cartas y no mostrar nuestro juego. Pensar y luego actuar. Y opinar, pero con fundamento. Aprender a ser un buen conversador con buen conversador. Y podemos ganar o perder pero al menos seremos dueños de nuestro destino y no esclavos de ideas ajenas.

3. Un bonito ejemplo del “sesgo confirmatorio” lo tenéis en esta prueba de este video. Intentar descubrir lo fácil que es dejarnos manipular por las primeras impresiones.

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