Reflexiones vigorizantes

Salir de la apatía y entrar en la alegría

image_employee-commitment-cubeLa depresión es cosa seria. Sin embargo, algo más sutil, menor en grado, se detecta cada vez más en más personas. Me refiero a la apatía y que el Diccionario define como

Estado de desinterés y falta de motivación o entusiasmo en que se encuentra una persona y que comporta indiferencia ante cualquier estímulo externo.

Lo percibo cuando cada vez que le pregunto a amigos y conocidos cómo les va, es más frecuente la respuesta de “esperando jubilarme” (¡pese a que les faltan años para ello!). O cuando hablan de su trabajo se quejan de lo mucho que trabajan, de lo que no trabajan sus compañeros, de que cobran poco, de los que cobran más, de que no soportan a sus jefes… Como dice el refrán, se sienten como el burro de la noria, sin pena ni gloria.

Confiesan a quien quiera oírles que su trabajo no les importa y lo peor es que… ¡no les importa que no les importe!

images (19)Sé que el trabajo por definición no es algo feliz, pues ya Confucio afirmaba que

Si consigues un trabajo que te gusta no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.

El problema es que, como en los cuentos, hay que besar muchos sapos antes de llegar a trabajar como príncipes. Los comienzos son duros, la inexperiencia pasa su peaje, y cuesta encontrar ese nicho de trabajo cómodo y que nos ilusione. De hecho, muchísimos cuentos que empiezan “Erase una vez un joven ilusionado en encontrar trabajo según su vocación”, no terminan bien.

Puedo confesar que en mi primer trabajo retribuido, los primeros cien días fueron horribles en un contexto abiertamente hostil y solía aparcar mi vehículo por la mañana trescientos metros antes de llegar, apoyarme en el volante y repetirme a mi mismo:

¡Venga!. Puedes hacerlo. No renuncies. No dejes que personas sin valores te amarguen. Tienes 23 años y puedes conseguirlo.

Ese pequeño ritual, propio de guerrero ante la batalla, tenía lugar un día y otro (en medio, la noche en duermevela). Pero lo conseguí. A fuerza de esfuerzo, a sobreponerme a las dificultades, a intentar hacerme imprescindible, al precio de madurar y darme cuenta que ni la vida ni el trabajo es un jardín de rosas. Siempre hay espinas y ortigas ocultas, pero no por eso deja de ser un jardín con cosas buenas. Y no solo la nómina.

apathy-in-the-workplaceQuede claro que ahora soy feliz con mi trabajo y mi entorno, y por eso intento reconfortar a quienes aprecio y están en esa situación. Y es que, si además de trabajar en un sitio o ambiente incómodo, o con trabajo penoso, o ingrato, nos vamos refunfuñando para casa a lamernos las heridas, conseguiremos amargarnos la vida y la de los que nos rodean. Entonces no tendremos un solo problema laboral, sino muchos problemas personales, familiares y sociales, y creciendo.

Personalmente una de las válvulas de seguridad para evitar las quejas, la presión o la incomodidad es contar (o buscar) aliados, compañeros de trabajo que sintonicen realmente con nosotros. Siempre los hay. Compartir la pausa laboral, el café y poder respirar libre en compañía es un gran antídoto para la apatía. En cambio, el aislamiento conduce a rumiar la queja en soledad y alimenta los demonios interiores. Superar la apatía en soledad es dificilísimo así que hay que bucear en la agenda y los contactos y explorar manos amigas.

How-to-Think-Like-an-Optimist-Monroe-Alvarez-1024x780Otra vía de escape a esa apatía es introducir novedad en la rutina. Tanto en el trabajo como fuera de él. Se trata de acercarse a otros compañeros del trabajo, cambiar de hábitos de ocio, formarse en alguna técnica novedosa, intentar abrir ventanas positivas a otras cosas…Hay que dar nuevas oportunidades a nuestra ilusión por vivir. Y no llegan esas oportunidades si todo es quejarse o navegar embobado por el móvil o internet, o ante la pálida televisión.

Por eso, hay que hacer un gran esfuerzo. Primero, para encarar el trabajo desde el lado positivo, que siempre lo tiene. Segundo, para desconectar realmente tras finalizar la jornada.

De lo contrario, nuestro trabajo será un cárcel, de día y de noche, de la que no podremos salir. No olvide que dentro de esa persona apática que le mira desde el espejo hay alguien vivo y entusiasta del pasado, que intenta salir. Ayúdele. Y es que cuando crees que no puedes más… realmente puedes.

Aquí dejo la letra de la canción de mi época de Police: Mensaje en una botella, que es preciosa:

Simplemente un náufrago,
una isla perdida en el mar.
Otro día solitario
con nadie aquí más que yo.
Más soledad
de la que ningún hombre puede resistir.
Rescatadme antes de que caiga en la desesperación.

Enviaré un SOS al mundo.
Enviaré un SOS al mundo.masks-e1523279123668-1024x375
Espero que alguien reciba mi…
mensaje en una botella.

Ha pasado un año desde que escribí mi nota
pero debería de haberlo sabido desde el principio.
Solo la esperanza puede mantenerme cuerdo,
el amor puede arreglar tu vida,
pero el amor puede romper tu corazón.

Esta mañana salí a caminar,
no me creía lo que veía.
Cien mil millones de botellas
arrastradas por la corriente hasta la orilla.
Parece que no estoy solo en esto de estar solo.
Cien mil millones de náufragos
en busca de un hogar.

Y aquí con música, para que lo recordemos los de otra generación…

4 comentarios

  1. Muchísimas gracias por compartir esas íntimas experiencias que son tanto o más valiosas que una terapia formal o la propia medicación.
    Luchar luchar y luchar. Compartir . Caer y levantarse. Eso es vivir.

    Le gusta a 1 persona

  2. Debiéramos tener una señal imaginaria de peligro en nuestro cerebro con la siguiente leyenda: ¡Cuidado con la apatía, carcome tu vida!.

    Y aunque se trate de un mal banalizado por nuestra sociedad es sumamente dañino pues no solo endurece el corazón sino que puede afirmarse que lo contrario del amor no es el odio sino la apatía. ¿Y qué es la vida sin amor? Sin cualquier tipo de amor (a personas, ideales, aficiones, cultura, gastronomía, mascotas, uno mismo, estudio, trabajo…)?.

    Flaubert la retrató con maestría a través de su gran personaje Emma Bovary: «la suya era una vida fría como un desván cuyo tragaluz da al norte y donde el hastío, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra por todos los rincones de su corazón». Lamentablemente esa araña silenciosa cada vez parasita mas vidas y congela más corazones. En una vida sin vida, lenta e interminable hasta la nada.

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  3. Debiéramos tener una señal imaginaria de peligro en nuestro cerebro con la siguiente leyenda: ¡Cuidado con la apatía, carcome tu vida!.

    Y aunque se trate de un mal banalizado por nuestra sociedad es sumamente dañino pues no solo endurece el corazón sino que puede afirmarse que lo contrario del amor no es el odio sino la apatía. ¿Y qué es la vida sin amor? Sin cualquier tipo de amor (a personas, ideales, aficiones, cultura, gastronomía, mascotas, uno mismo, estudio, trabajo…)?.

    Flaubert la retrató con maestría a través de su gran personaje Emma Bovary: «la suya era una vida fría como un desván cuyo tragaluz da al norte y donde el hastío, araña silenciosa, tejía su tela en la sombra por todos los rincones de su corazón». Lamentablemente esa araña silenciosa cada vez parasita mas vidas y congela más corazones. En una vida sin vida, lenta e interminable hasta la nada.

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  4. Buenas noches! Ante tantos estímulos e información negativa, es fácil instalarse en la apatía. Darse cuenta de que estás atrapada en ese estado, es importante para salir a vivir y recuperar la ilusión. Gracias

    Le gusta a 1 persona

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